Romero Pineda precursor de la Declaración del Día Nacional de las Pupusas

Por: Carlos Enrique Castillo G.

ccastillo@romeropineda.com

A pocos días de conmemorarse un año más (17) de la celebración del Día Nacional de las Pupusas, y debido a un reciente e interesante programa de radio en el que el querido amigo Pencho Duque, estaba platicando sobre este tema, surgió la inquietud de compartir el porqué de tal celebración.

Independientemente de destacar la salvadoreñidad de las pupusas, lo cual es incuestionable, o debatir sobre el origen del nombre, respecto de lo cual existen varios estudios, decantándome personalmente, por el símil del término Náhuat “pupusawa o pupushaua”[1], hinchazón o chindondo, con lo que ocurre con las tortillas al dejarlas al fuego de las brasas, por un buen rato, éstas (las tortillas) se hinchan o “achindondan” hasta reventarse, ocasión en las que se puede introducir a su interior cualquier acompañante de nuestro gusto, en la actualidad, por lo general queso.

Así, de este símil, entiendo, que se dio el origen de las pupusas, este exquisito plato salvadoreño, que constituye nuestra más representativa expresión de tradición cultural -culinaria/ gastronómica, que destaca un elemento de identidad y de unión en toda familia salvadoreña, donde sea que se encuentren.

La declaración de las pupusas como plato nacional del país, se remonta al año 2005. Sin embargo, dos años antes surge a sugerencia del que escribe estas líneas, la necesidad de brindar protección legal a este símbolo de identidad salvadoreña.

Mediante decreto del 1º de abril de 2005 (Decreto 655[2]) de la Asamblea Legislativa, se estableció el segundo domingo del mes de noviembre, el Día Nacional de las Pupusas.

Ahora paso a dar la referencia de cómo se llegó a tal declaración. Durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América, la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), tuvo a bien nominar al Dr. Roberto Romero Pineda y a mi persona, entre otros, como miembros asesores del sector privado en tales jornadas, en las mesas de Propiedad Intelectual y Solución de Controversias, conformando un equipo de trabajo con los miembros de la delegación oficial.

Es así como, durante la 8ª ronda de negociaciones celebradas en Washington en el mes de octubre del año 2003, surgió un incidente que trascendió tergiversado, a la opinión pública.

El tema de discusión/negociación en esa oportunidad, correspondía a desgravación arancelaria, donde los negociadores de los países de la Región Centroamericana expusieron cuáles de sus productos de exportación requerían un tratamiento especial en materia arancelaria, para su internación al mercado estadounidense. Fue así como la delegación de Honduras solicitó que los productos preparados de maíz hondureño, rellenos de queso hondureño se privilegiaran con arancel cero. Esto motivó una interrogante, ¿se referían directamente a las pupusas?, en efecto, pero en ningún momento, se pretendieron agenciar ningún derecho sobre la nacionalidad de las pupusas, ni acreditarse origen único o exclusivo sobre las mismas. Se trataba de la discusión de un tema meramente técnico -desgravación arancelaria- punto.  

A raíz de tal incidente, y para evitar cualquier malentendido o confusión, propuse que El Salvador, estableciera un mecanismo de protección legal sobre esta muy propia expresión de tradición cultural. Así analizamos la viabilidad de tal protección al amparo del Artículo 15.4 del Convenio de Berna para la protección de las obras literarias o artísticas que establece:

“a) Para las obras no publicadas de las que resulte desconocida la identidad del autor, pero por las que se pueda suponer que él es nacional de un país de la Unión queda reservada a la legislación de ese país la facultad de designar la autoridad competente para representar a ese autor y defender y hacer valer los derechos de este en los países de la Unión.

b) Los países de la Unión que, en virtud de lo establecido anteriormente, procedan a esa designación, lo notificarán al director general mediante una declaración escrita en la que se indicará toda la información relativa a la autoridad designada. El director general comunicará inmediatamente esta declaración a todos los demás países de la Unión.”

Pero no encontramos un único documento que hiciera referencia al origen salvadoreño de las pupusas, sino una cantidad de información que así lo acreditaron, es de esta manera y de la mano de CONCULTURA, que se conformó con anuencia de las autoridades del Ministerio de Economía, un grupo de trabajo que consiguiéramos la protección requerida. Participaron distintas y muy distinguidas personas, entre un lingüista, un arqueólogo, investigadores culturales, el trabajo de antropólogos, un empresario y nosotros los miembros ya referidos de la Firma Romero Pineda & Asociados. Este pequeño grupo, se vio respaldado por cientos de miles de firmas que se obtuvieron de forma pública motivadas por un auténtico fervor patriota, para echar adelante el proyecto de elevar al pleno legislativo la propuesta de reconocimiento de las pupusas, como plato nacional de El Salvador.

Cuando el trabajo se había completado, se presentó a CONCULTURA con quienes definimos la presentación del proyecto a la Asamblea Legislativa, que se transformó sintetizado, en el ansiado decreto.

Dentro del trabajo se destacó la importancia económica de la elaboración de las pupusas, como una actividad microempresarial a la que se dedican una gran cantidad de familias salvadoreñas, tomando en cuenta que para aquellos años (2005) cada fin de semana se invertían aproximadamente más de un millón y medio de dólares en consumo de pupusas. Lo anterior justificó que en el Decreto Legislativo se hiciera referencia al artículo 131 de la Constitución (ordinal 11º), sin embargo, el Decreto no concedió ningún beneficio ni incentivo fiscal, para quienes se dedicaren a esa actividad económica, y tampoco fue ese el motivo que orientó a presentar el trabajo a la Asamblea.

Por nuestra parte, basamos la necesidad de decretar que las pupusas son el platillo nacional salvadoreño y la consecuente declaración del día nacional de las pupusas (propuesta original), en lo dispuesto por el artículo 63 de la Constitución, que en lo pertinente al tema en cuestión establece: “La riqueza artística, histórica y arqueológica del país forma parte del tesoro cultural salvadoreño, el cual queda bajo la salvaguarda del Estado y sujeto a leyes especiales para su conservación.” De esta manera se justificaba a nuestro juicio, la razón de la declaratoria a decretar.  Era lógico que, al introducir el trabajo a conocimiento de la Asamblea Legislativa, éste se matizaría con aspectos meramente políticos, propios de la actividad legislativa.

Como ya arriba indicara, se estableció el segundo domingo del mes de noviembre, como el Día Nacional de las Pupusas y esto obedeció a una minuciosa revisión que se hizo en el pleno de la Asamblea Legislativa, respecto del calendario oficial de festividades nacionales, y se destacó que noviembre es el mes de la cosecha del maíz, y que también es el mes de la unión familiar alrededor de conmemorarse el día de difuntos, por tanto la mejor fecha o la mas propicia, era el segundo domingo del mes de noviembre.

Cabe señalar por reconocimiento del derecho de autor, que en el Decreto Legislativo 655 se menciona un fragmento del poema LAS PUPUSAS, pero se obvió acreditar que el mismo corresponde a Ricardo Castrorrivas, poeta salvadoreño, que también ha dedicado sus letras a exaltar otras tradiciones relacionadas con las comidas como: el arroz con frijoles, las conchas negras, la flor de izote y la taza de café.

Feliz Día Nacional de las Pupusas…. por siempre y para siempre.

Antiguo Cuscatlán / 25 de octubre de 2022.


[1] “pupushawa” – diccionario de la Real Academia Española, palabra náhuat, que significa “hinchado”.

[2] Diario Oficial del 20 de abril de 2005

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